Los momentos posteriores a los angeles meditación diaria, los ratos de esparcimiento en el hogar, las horas de espera en aeropuertos y en vuelos al trasladarme de un país a otro, son espacios para reflexionar, rememorar, evaluar, proyec- tar o pasar revista de mis actos y de mis pensamientos... Y, muy particularmente, para visualizar l. a. vida desde los angeles pers- pectiva cronológica en que ésta se halla: etapa a l. a. que me ha dado por llamar vejestud, como reflejo de mi sentir...
La juventud de mi vejez es eterna porque los angeles propia ve- jez no l. a. vence. Mi juventud aprendió a respetar los angeles vejez que vivo y percibo en estos días. Mi voluntad y mi vejez son jóvenes y conviven juntas. Y como el carbón y el diamante, jamás porfían.
Toda energía que brota de mí es joven y transmite fuer- zas a mi Espíritu, que es también, y a los angeles par, joven y viejo.
Mis acciones son jóvenes y mis temores viejos. Mi creativi- dad es joven: tengo alternativas juveniles que se bañan en los angeles sangre nueva de mis pensamientos. Mi amor es joven, mis tristezas y alegrías, por el contrario, viven en l. a. fuente que alimenta l. a. vejez de mi vida.
Mi esperanza es simultáneamente joven y vieja. Mis lu- chas son jóvenes y vencen los obstáculos con el músculo de los angeles imaginación que juguetea constantemente con los angeles sabidu- ría del viejo. Mis decisiones son viejas y cuando encuentro bienestar con ellas es porque las he impregnado de autén- tica filantropía.
Aunque pueda fallar en el intento por encontrar felici- dad y alegría, una sonrisa de viejo me ayuda a comprender que mi juventud vive constantemente en mis días y que ella jamás siente reproche por l. a. vejez que se va acumulando en mi cuerpo.
Mi juventud ya no tiene prisa ni tampoco se sofoca cuando evoca al joven que fui y que una vez sí tuvo prisa.
Tengo un llanto joven o ¿acaso es un llanto viejo? Mi arte de vivir parte del punto de vista de un anciano que es- cucha con atención lo que sucede. Mi verdad o ecuanimi- dad es el equilibrio que promueve mi vejez cuando el joven que una vez vivió en mí se emborracha de ego y se pierde buscando recuperar lo perdido. A través de los angeles paz, me en- cuentro con los angeles vejez y los angeles reparto en derroches. los angeles vejez es mi paz porque es parte de un espíritu inmortal colectivo que escucha l. a. sabia elocuencia que narra los angeles conciencia de Dios con sus cantares.